La historia de La bella durmiente de Tingo María

                                            

El amor nutrido del más puro afecto supo vencer a la altivez de Amaru, quien enterado del romance entre los jóvenes Nunash (princesa) y el guerrero Kunyaq, se opuso tenazmente a que el amor florezca y para frustrarlo se transmuta en la misma bestia del Edén, en ese ofidio y decide atacar a los jóvenes enamorados. Pero Kunyaq ante el temor que causa el perder a la amada no se amilana ante nada y no ve en ello el óbice que pueda sepultar al amor, y guiado por el gran sentimiento que inunda su ser, pergeña un plan y haciendo uso de la magia convierte a su amada en una hermosa mariposa y él queda petrificado.


Nunash con el temor de ser encontrada por su padre, huye hacia la selva y decide internarse en ella perdiéndose en los páramos de la agreste selva. Tiempo después Kunyaq quiso volver a su forma humana pero la voluntad de los dioses era que permanezca petrificado perpetuamente. Con esfuerzos baldíos Nunash buscaba a su amado y, vencida por el cansancio cae dormida sobre una piedra. Mientras dormía, Kunyaq apareció en su sueño y le dijo: “Amada Nunash, la voluntad de los dioses es que me quede convertido en piedra para siempre; si me has amado y me amas todavía, deseo que a mi lado estés eternamente y en las noches de luna te muestres al mundo”.Nunash en quien las lágrimas perlaban su rostro y ante la pena onerosa de su corazón y su alma decide cumplir el deseo de su amado.

Desde entonces al cerro de la ciudad de Tingo María se le conoce como “La bella durmiente”, y existe un pueblo que lleva el nombre de Nunash y un cerro al que llaman Kunyaq

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